VIOLETA LÓPIZ

ENTREVISTA A VIOLETA LÓPIZ
Dibujante // (Ibiza, España. 1980)
Vive entre Madrid y Berlín.

(POR ROGER OMAR)

VIOLETA SE MUDÓ A BERLÍN EN OCTUBRE 2006. LE GUSTA ILUSTRAR, PERO PREFIERE PRACTICAR AIKIDO.

-¿Cómo aprendiste a dibujar narices?
¡No tengo ni idea de dibujar narices! Cada vez que tengo que pintar una nariz me pregunto cómo lo hice la última vez.

-¿Eres infiel?
Intento serme fiel, y cuando me parece que no lo soy es porque ya cambié de opinión y estoy siendo fiel a otra cosa. Es una bella manera de definir la infidelidad, ¿no?

-¿Qué cosas hay más importantes que dibujar?
Amar, cuidar a mi familia, aprender de mis amigos qué cosas hay más importantes que dibujar… en definitiva, pensar en los otros. Dibujar es una actividad introspectiva y me fastidia tener que hacerlo sola. Es cierto que tiene una función posterior, pero el hecho de dibujar es muy solitario. Creo que eso podría terminar con mis ganas de dibujar.

-¿Cuáles son los animales que más disfrutas al dibujar?

Me gusta mucho dibujar insectos, monos, peces, perros, jirafas, ranas, cocodrilos, diplodocus, zorros… y me gustan menos los cerdos, pájaros exóticos, delfines, ciervos, moluscos y tortugas.

¿Y las partes del cuerpo que dibujas con más naturalidad?

Me salen fácil las manos, los ojos, el culete, la barriga, la boca. No puedo con los dientes, los muslos, las orejas, con la intersección de los brazos y el cuerpo siempre me lío… no puedo hacer muchos gestos, los pies los garabateo, aunque me lo paso muy bien con los pelos en general: las barbitas, los pechos peludos y las unicejas. Debe ser porque soy muy peluda.

-¿Influyen tus vivencias en el modo como dibujas? Si te lastiman, ¿tu trazo se resiente?
Sí. Mis vivencias cambian mis dibujos y mis dibujos cambian mis vivencias. Es mi forma de hacer magia con el mundo exterior, así es como intento comunicarme con las violetas más puras que viven dentro de mí: la violetimida, la violuna, la violetita, la violenta, la avioneta… Salen del papel y me descubren cosas que después de verlas siempre me cambian, con lo que la próxima ilustración también será diferente; así hasta el infinito… Si me lastiman suele importarme menos el trazo, porque deja de preocuparme; pero las imágenes se llenan de sentimientos y mis manos se encargan de decir lo que todavia no sé.

-¿Dibujar es una forma de evasión?
Es una forma de expresión. No soy como Joe Cocker, que decía que cantar era su manera de transformar en arte sus deseos de asesinar a alguien. En mi caso, si no dibujo, no me pasa absolutamente nada. El dibujo es una herramienta para plasmar ideas sobre el papel… Dibujar está muy conectado con mi parte matemática del cerebro. Bailar y tocar el piano están claramente en el otro lado. Tengo que entrenarme más en esto de dejarme llevar cuando dibujo.

-¿Cómo te evades del dibujo?
Tocando el piano con los ojos cerrados, bailando, tumbándome en el suelo y poniendo el réquiem de Duruflé, viendo cómo se mueve la falda negra del uniforme de aikido de mi profesor, buceando con Marian sobre un banco de pececitos azules, cocinando calamares en su tinta, tirándome en el sofá para ver el final de una serie horrorosa, escuchando música mientras cruzo en bicicleta un parque a oscuras.

-¿Te odian por ser bonita?
Mi amigo David Herraez a veces me dice que me odia, pero es un odio que da gusto porque luego me da besos y me abraza.

-Hay cierta poesía en tus dibujos, ¿y en tu modo de sentir?
Hay cierta poesía cada día, lo que pasa es que a veces se me va por el lado tragedia griega y dramatizo más de la cuenta. Sin embargo, estoy aprendiendo metáfora surrealista y me está viniendo muy bien; el truco está en las gafas, no en los ojos. ¿Has visto “Big Fish”?

-¿Has pasado temporadas en las que fueras incapaz de dibujar?

Sí, totalmente. Lo que me cuesta no es tanto el dibujo sino el empuje, el coraje para empezar. Doy vueltas y más vueltas, no me atrevo… lo que hago me aburre, no me gusta, no me dice nada… y llamo a mi amigo, que me recuerda que eso siempre me pasa y que sólo necesito tiempo. Entonces me fastidio y espero, pero sin dejar de intentarlo.

-¿Recuerdas el momento en que asumiste que además de dibujar por placer te dedicarías profesionalmente a ilustrar?
El día que un amigo llamado David Quiles me dijo: “Puedes ser ilustradora. No tengo la menor duda de que lo serás si trabajas”. Le miré y le creí. Era la primera persona que creía en mí como una profesional. Javier Zabala también me picó para que me lo tomara en serio cuando le conocí en un curso y me tomó por el hombro mirándome fijamente y diciéndome: “No seas vaga ¿eh?”.

-¿Qué distancia hay entre dibujar por amor y dibujar por amor, con horario y paga?
Cuando se dibuja por amor una se desnuda, mientras que los horarios y dineros van vestidos de traje. Yo siempre ando en pelotillas, no sé cómo me las apaño, pero he aprendido que es así como me gusta y que tengo que buscar clientes que vayan por lo menos en traje de baño.

-¿Cómo te documentas para realizar un encargo?

Internet, la casualidad, pregunto a la gente que me rodea, me paso por la biblioteca del Reina Sofía de Madrid y miro libros al azar… el diccionario de lengua española me es muy útil, y a veces el de campos semánticos me da ideas. Me leo un libro, busco pistas en las palabras y voy tirando del hilo hasta que una de ellas parece más brillante que las demás y me ayuda a entender mejor el concepto, el mensaje que quiero ilustrar.

-¿Necesitas estar bajo algún estado emocional concreto para empezar a dibujar?

Motivada, curiosa, atenta, soñadora y concentrada.

-¿Alguna vez, en tu trabajo como ilustradora, te has sentido poderosa?
Siempre, la comunicación es un poder inmenso.

-¿Recuerdas alguna época en la que te hayas sentido poco talentosa?

En todas en algún momento.

-¿Con qué botanas acompañas tus jornadas de trabajo?
Aceitunas, patatuelas, unas navajas, unas chirlas… ¡Unas cortecitas!

-¿Has enamorado a alguien con tus dibujos?
He utilizado los dibujos como herramienta de embaucamiento, como excusa para jugar en un tablero que el otro no se esperaba, pero nunca para impresionar. Lo que también me ha ocurrido alguna vez es que las ilustraciones se me han anticipado y han empezado la fiesta sin mí, en ese caso no hay nada qué hacer… le cuentan chismes, le dicen que sé volar y luego tengo que hacer como que vuelo, y es muy ridículo.

-¿Has vivido cambios tras tu mudanza a Berlín ?
Cambios sí, todo el tiempo. BerlÍn es una búsqueda de la voz interior que me dice lo que en el fondo quiero oír. En eso estoy ahora, en escucharla, no tanto para determinar qué es lo que dice, sino para descifrar su timbre. Por eso todo está patas arriba, tengo un desorden que ni te cuento.

-Gracias a internet las influencias entre artistas son múltiples. ¿Cómo reconoces la huella de un dibujante con estilo propio?
Cuando encuentro una coherencia dentro de los dibujos a pesar de la técnica, de los colores, de los temas… esa coherencia la da la forma de pensar y sentir la vida. Unos son muy evidentes, a otros les gusta liarse mucho, otros improvisan, otros dan rodeos.

-¿A qué artistas tienes como referentes?
Kitty Crowther, Linda Wolfsgruber, Wolf Elbruch, Pablo Amargo, Isidro Ferrer, Ana Juan, Saul Bass, Paul Rand, Mattotti…

-Entre los enlaces que hay en tu blog tienes a Javier Olivares y Valerio Vidali, ¿hay algo que les hayas aprendido?
A Javier me queda muchísimo que aprenderle, me siento un bebé a su lado, es muy seguro en su trabajo, constante y capaz de resolver a la velocidad del rayo. Es una referencia de cómo ser ilustrador y no morir en el intento… Valerio y yo nos hemos aprendido mutuamente, hemos crecido juntos como ilustradores en un periodo muy corto, él sabía más que yo cuando nos encontramos, pero yo era más valiente y no tenía miedo a arriesgar, de esa manera yo aprendí de su contención y él de mi desorden.

-¿Qué importancia real tienen en tu vida los sueños?
Los sueños me descubren todo, son las mejores películas, las mejores aventuras, los mejores dibujos, los mejores sentimientos, los mejores lugares. No sueño tanto despierta, pero los sueños nocturnos son tan intensos que me acompañan gran parte del día.

-Si tuvieras la oportunidad de formar equipo para montar un estudio, ¿a qué ilustrador elegirías como compañero? ¿Cómo llamarías al estudio?
A David Herraez, a quien ya se lo he pedido. Podríamos llamarnos “Por Dos”.

© TODAS LAS IMÁGENES DE VIOLETA LÓPIZ.

www.violetalopiz.com

(ENTREVISTA REALIZADA PARA LA REVISTA ENE O #12. MÉXICO. OCT-DIC 2008).

Revista eneo #12

3 comentarios »

  1. david said

    yo soy david el que podría formar equipo con violeta pero… pero donde quedaria la luz? me tocaría hacer de sombra o de interruptor? estaria a la sombra o asombrado? tendría que usar sombrero?…

  2. tío Enrique said

    que me ha gustado mucho la entrevista… eso

  3. Marina said

    Violeta, siempre dibujaste… desde pequeña yo lo se.. 🙂 Me encanta leerte en esta entrevista y te mando muuuuchos besos
    Marina

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